cambio

Hemos hablado mucho en este foro de la importancia del marketing, de las herramientas, de la necesidad de pensar más allá del producto, pero poco de “las habilidades” para llevarlo adelante.

Hace un par de posts, unos compañeros apuntaban a este tema desde la perspectiva de los “becarios” y reivindicaban un espacio, una responsabilidad y también, por qué no, el derecho a formarse de acuerdo a lo que representan para las compañías.

Hace un par de días tuve la suerte de asistir al Evento que organiza una escuela de negocios en Barcelona “Hoy es Marketing”.  Dentro de un programa orientado a llegar al corazón de los consumidores (porque llegar a sus bolsillos es lo fácil), a mí me llegó especialmente la última de las ponencias, de John A. Lynn, Presidente & CEO de GREY España.

El consumidor está cambiando y, como dice John,  “estos cambios están creando agencias zombies y departamentos de marketing zombies”.  Seguramente estamos generalizando y siempre hay excepciones, pero qué duda cabe que para entender y enfrentarse a los retos que nos plantea el marketing de hoy, se requieren nuevas estructuras, un nuevo mix de talento y nuevas formas de trabajo.  “¿Pedirías a los hermanos Wright que pilotaran un 747?”. Seguramente no, por muy brillantes que fueran en su momento. Y esto es así porque la realidad de hoy no es aquella en la que ellos desarrollaron su talento y habilidades.

En el mundo 3.0, necesitamos incorporar a la generación 3.0 a nuestros equipos, no sólo porque son nativos digitales, sino por su visión  de los nuevos consumidores, mucho más próximos a ellos.

¿Pero qué sucede en una realidad económica como la que estamos viviendo?  Las compañías (y las farmacéuticas también o más), disponen de unas estructuras soberbias, estables y que acumulan años de experiencia en un contexto de mercado, que ahora ya no existe. Mientras, la nueva generación 3.0 (en mis tiempos se hablaba de JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados) engrosa en el mejor de los casos,  las colas de becarios de estas mismas empresas constreñidas por el hacha del director financiero ante una situación actual donde impera ajustarse el cinturón y esperar a momentos mejores.

Y a mí me viene a la cabeza ese proverbio chino que dice: “Cuando el viento del cambio empieza a soplar, algunos construyen muros, mientras otros construyen molinos de viento”. ¿En qué grupo queremos estar como compañía?

Cristina Pérez

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