Con la actual falta de legislación, los profesionales de marketing deben ser muy prudentes a la hora de crear apps de salud.

Por todos es conocido el creciente mundo de las tecnologías en el mundo de la salud y en del marketing farmacéutico.

Obviamente, lo que se pretende cuando se realiza una aplicación (app) es proporcionar un servicio o un entretenimiento. El problema aparece cuando estas aplicaciones van dirigidas al área de la salud.

Actualmente hay una falta de legislación sobre las apps de salud por parte de las administraciones sanitarias. Esto permite que gente de fuera del mundo sanitario pueda hacer aplicaciones para el área sin ningún control, aún cuando estas apps pueden originar algún tipo de problema o confusión.

Con todo esto, quiero hacer ver como aplicaciones con finalidades similares pueden ser de gran ayuda o con un potencial de peligrosidad elevada. Hago referencia a la noticia publicada en elmundo.es:

Esta noticia se hacía eco de un estudio sobre aplicaciones de móvil que prometían un telediagnóstico del melanoma. A priori, parecería una buena herramienta para la prevención del cáncer de piel. Sin embargo, los resultados obtenidos mostraron un fallo de diagnóstico de alrededor del 30% de los casos. Es decir, daba por benignos casos de cáncer de piel, lo cual podía retardar un diagnóstico y su posterior tratamiento.

Aunque en muchas de las aplicaciones de telediagnóstico advertían que eran contenidos educativos, había el riesgo que la gente las usara como un “sustituto” del médico, con el riesgo que esto conllevaba.

El artículo también hablaba de aplicaciones de telemedicina, mediante las cuales, los pacientes podían hacer llegar las imágenes de sus lunares a los dermatólogos para que las evaluasen y determinasen si se trataba de un melanoma o no. En este caso, el riesgo para el paciente era nulo o casi nulo, ya que el diagnóstico era realizado por un médico especialista.

Como responsables de marketing farmacéutico, estos dos casos y la falta de legislación nos tienen que hacer muy prudentes a la hora de crear aplicaciones de móvil. Tenemos que saber determinar bien los objetivos que queremos conseguir y sobre todo, que la app no conlleve confusiones por parte de su usuario final.

Por último, comentar que los médicos también se han dado cuenta del vacío legal del mundo de las aplicaciones de la salud y empiezan a tomar medidas. En referencia a la noticia publicada en pmfarma.es, podemos ver que la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) es consciente de la importancia de la tecnología en el mundo de la salud y está elaborando guías de apps para médicos y para pacientes donde todas las aplicaciones son evaluadas con criterios científicos. Por este motivo, creo que una buena app de la salud tendría que ser informada a entidades como SEMERGEN para que fuera evaluada y aceptada en las guías. De este modo, nos serviría como aval de confianza a la hora de presentarlas a la sociedad.

Xavier Pi

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