El entorno farmacéutico está en un proceso de cambio constante.

El Sistema Sanitario, la Industria Farmacéutica, la Farmacia… todo el mundo farmacéutico está inmerso en un proceso de transformación  sustancial que obliga a los diferentes integradores a adaptarse.

En este post me centraré en el marketing cada vez más necesario en la oficina de farmacia, sitio en el que desempeño cada día mi profesión.

Hasta no hace muchos años la farmacia era un negocio seguro al que ni los propios farmacéuticos veían como empresa. Un farmacéutico de oficina de farmacia era una pieza más dentro del flujo del sistema sanitario. Todo el sistema funcionaba como un engranaje a la perfección, cada pieza tenía su función y no era necesaria la innovación ni la ambición. El consejo farmacéutico era el valor apreciado en una oficina de farmacia fuera esta como fuera.

Pero el engranaje empezó a fallar. Debido a las diferentes normativas centradas en la limitación y contención del gasto farmacéutico, las farmacias vieron como el beneficio resultante de la dispensación de medicamentos de prescripción sujetos al reembolso de la Seguridad Social disminuía de manera vertiginosa creando en determinados casos caídas muy sustanciales de facturación.

Todo este contexto -nada bueno para el sector- ha forzado a la farmacia a reinventarse. La farmacia actual no puede permitirse el lujo de ser sólo una farmacia, una simple botica cuyo mayor valor sea el consejo farmacéutico.

La farmacia es una empresa, un negocio que va más allá de la dispensación de recetas de la Seguridad Social. Como empresa debe analizar el entorno y la competencia, analizar la gestión y su personal y por supuesto analizar las necesidades no cubiertas. Todo ello para llegar a la optimización de los recursos de los que disponga.

La farmacia como empresa deberá posicionarse en función de aquellos a quienes tiene como clientes -ya no son sólo pacientes en busca de su medicación- así como también de los nuevos clientes a los que quiera captar.

Deberá ofrecer servicios que la diferencien y la posicionen como referente. Tendrá que gestionar con técnicas de marketing campañas de promoción tanto de productos como de servicios, campañas de información o concienciación.

La farmacia debe ser algo más sin perder su esencia: el consejo y la atención farmacéutica nunca deben dejar de ser su motor principal, pero la farmacia debe definirse como marca.

Por tanto, se ha propiciado la oportunidad para que la farmacia se vea a ella misma como empresa, lo que era hasta hace muy poco un hecho mal visto. Y como empresa, los titulares farmacéuticos deben aprender a ser empresarios, deben tener visión de negocio y aplicar todas las técnicas de marketing que les ayuden a optimizar el rendimiento de su farmacia.

Hasta ahora me he referido a la introducción del marketing tradicional, acciones físicas en el propio establecimiento, pero internet ha abierto también a la farmacia al mundo 2.0.

La revolución online también es una forma de darse a conocer y crear marca personal de la propia farmacia en internet.

El marketing farmacéutico digital también es una herramienta en estos momentos clave para el desarrollo del nuevo concepto de farmacia. A través de una web propia de la farmacia, de blogs, de redes sociales como twitter o bien creando una página en facebook, se abre otra infinidad de posibilidades de negocio.

Así, la coyuntura y la situación actual han hecho que el modelo de farmacia que hasta hace poco conocíamos sea ya obsoleto: ya no se valora una farmacia únicamente por su consejo farmacéutico. El concepto actual de farmacia subyace bajo el valor de ser una marca propia siendo así un referente con valores que la hacen única y diferencial.

Aida Glatkov Martorell

Share Button