Una reflexión de la atracción de los consumidores a los medicamentos genéricos.

Viendo hace unos días la publicidad de los laboratorios Normon en TV con motivo del 75 aniversario de la Compañía, me venía a la cabeza un artículo del pasado mes de julio de Carlos Puig Falcó sobre la reputación y la imagen de las empresas farmacéuticas.

En este artículo, Carlos Puig insiste en la necesidad de “tocar” a una marca para garantizar su credibilidad y la lealtad a la misma y cómo debería estructurarse un proceso de brand building para crear una identidad de marca en este sentido, más allá del característico logo.

En la práctica, supone trabajar una comunicación orientada al usuario final, siempre y cuando las características del producto así lo permitan y, en cualquier caso, siempre válido cuando se trata de la comunicación institucional de la marca.

En el caso de los medicamentos genéricos, me parece especialmente importante y retador. Conceptuados en ocasiones como la “marca blanca” de la industria farmacéutica, en su comunicación deben ser capaces de generar confianza y acercarse al consumidor, mientras explican quiénes son y qué hacen.

Y en este sentido, particularmente, me cuesta ver en el anuncio de Normon una chispa que encienda mi relación con la marca y que me genere impacto y compromiso frente a otras posibles alternativas. Ahora ya sé qué es Normon …”¿y a mi qué?”, como diría Josep-Maria Fàbregas.

Bien es cierto que en el actual contexto económico y social, con un sistema de salud donde el precio cobra especial relevancia, llegar al paciente será fácil.

Pero si además está convencido y se siente cómodo con lo que le han prescrito, mucho mejor ¿no os parece?

Cristina Pérez

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