Por Clara Andreu

La genética es el centro de la nueva medicina. El desarrollo de tratamientos más eficaces, en función de las características genéticas del paciente, es el objetivo de la medicina de precisión o personalizada. No obstante, una de las mayores limitaciones de la era de la medicina personalizada es que los sujetos investigados en estudios científicos son personas de ascendencia caucásica. Esto se traduce a que parte de la población mundial está siendo olvidada, ya que los datos recogen que solo el 2% de la genómica vienen de la población africana. Teniendo en cuenta que el genoma africano es el más diverso del mundo, ¿cómo se puede avanzar en salud si se desconoce el ADN de todo un continente? ¿se ve afectada la industria farmacéutica?

Abasi Ene-Obong ha querido dar respuesta a esta brecha en la investigación creando 54gene. Esta compañía nigeriana se suma al campo de la innovación tecnológica de la medicina definiéndose como: “el primer biobanco panafricano del mundo”. Su misión es mejorar la comprensión del genoma humano para poder avanzar en la atención médica a nivel mundial. Gracias al material genético recogido por parte de 54gene, los investigadores y la industria farmacéutica podrán dar acceso a nuevos medicamentos revolucionarios, y concretamente en enfermedades como el cáncer, enfermedad cardiovascular y enfermedad neurodegenerativa. 

El ADN sigue siendo un eterno desconocido, aunque se esté avanzando en innovación 

El proyecto que comenzó, a principios de 2019, de forma piloto en tres hospitales nigerianos, ha cerrado el año con 40.000 muestras de sangre y tejidos, además de contar con acuerdos en 17 hospitales. Mientras que en 2020 se prevé que las muestras recogidas asciendan a 200.000, su objetivo a largo plazo es convertirse en una fuerza global dentro del mercado de la salud. 

Para conseguirlo, han de hacer entender que la falta de investigación y provisión de medicamentos para las personas de ascendencia africana afecta también a la población mundial. Y es aquí donde las compañías farmacéuticas tienen todavía camino por recorrer, se ha de trabajar conjuntamente para investigar la rica diversidad y ascendencia del ADN africano y, en consecuencia, prosperar en el conocimiento del genoma mundial.   Porque el acceso a estos datos marcará un nuevo territorio en la industria farmacéutica, aportando valor y oportunidades para salvar nuevas vidas. 

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