La irrupción de los smartphones y las tablets en la sociedad ha propiciado la aparición de un nuevo y potente canal de marketing para las empresas y, en particular, para la industria farmacéutica quien no ha desaprovechado la oportunidad y lo ha explotado concienzudamente.

Este nuevo canal de marketing se caracteriza porque permite ofrecer un servicio extra, tanto a los médicos como a los pacientes.

Por un lado, la mayor parte de las apps orientadas a los médicos buscan ofrecer una nueva herramienta para el correcto control y seguimiento de los pacientes. Por otro lado, las apps destinadas a los pacientes buscan facilitar el correcto cumplimiento del tratamiento y ofrecer un fácil control y seguimiento periódico de la sintomatología de las patologías.

Teniendo en cuenta esto, podríamos considerar que las apps sanitarias comparten un objetivo común: el de subsanar el problema del incumplimiento de la medicación. Este problema genera a nivel de la Unión Europea un coste de 125.000 millones de euros y contribuye a la muerte prematura de 200.000 personas al año.

La utilidad de las Apps sanitarias quedó demostrada en un estudio realizado en el Reino Unido con 6.900 pacientes, donde se consiguió disminuir las muertes en un 45% respecto a pacientes no “tratados” con telemedicina. Además, disminuyó la ocupación de las camas hospitalarias en un 14% y de las visitas a urgencias en un 20%.

Pese a este considerable beneficio, el abuso de este canal nos ha llevado a que, en la actualidad, dispongamos de más de 10.000 aplicaciones sanitarias en la App Store, por lo que se torna indispensable el realizar un correcto posicionamiento de cualquier App sanitaria que se pretenda lanzar, para intentar diferenciarla del resto y que no se pierda en el “colAPPso” de servicios sanitarios que hoy en día disponemos.

Javier Martínez

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