Recuerdo alguna presentación de Recursos humanos en las que presentaban algunos porcentajes sobre el valor de un trabajador y el peso que tenía la formación vs la experiencia en su evolución. Indicaban que el trabajador tenía más valor por su experiencia con un peso de un 80% y la formación tenia menor peso obteniendo sólo un 20%. Me pregunto si esos porcentajes eran extrapolables a cualquier trabajador y también serian de utilidad para un profesional sanitario como por ejemplo un médico o incluso a un visitador médico.

Pensemos, primeramente, en el visitador médico. Normalmente se trata de un profesional con dotes de comunicación y orientación al cliente. Su perfil académico suele tener base científico-sanitaria aunque no siempre. En cualquier caso los conocimientos de los temas científico-médicos con los que deberá dirigirse al profesional hacen que su formación sea básica y un factor limitante en su capacidad de persuasión. Debe conocer las nuevas evidencias científicas para que el médico pueda contar con él y pueda ser su punto de apoyo para el mejor abordaje al paciente.

Características del visitador actual

Tiene menos tiempo que nunca y las formaciones presenciales son muy costosas. ¿Qué puede hacer la empresa farmacéutica? Quizá puede incentivarle, puede darle tiempo libre para su formación, podrá aportarle píldoras formativos con contenido más digerido, adaptado y en formatos digitales que faciliten su entendimiento pero su aprendizaje real procederá de sus ganas, su esfuerzo y sacrificio que le permitirán ser un mejor profesional.

En segundo lugar, demos un vistazo al médico actual. Sus visitas son más cortas de lo que querría. La ciencia avanza exponencialmente y lo que aprendieron cuando se graduaron puede ya no ser de utilidad en la actualizad. Debe formarse continuamente y las empresas farmacéuticas deben ayudarle al respecto. Las empresas que le visitan pueden facilitar su formación y por ahora, uno de los pocos modos que tienen de aproximarse al médico.

Se acabaron los tiempos en los que se les podían comprar con regalos o persuadirles con viajes. Quizá el tiempo de los congresos se acaba. En ellos se pierde mucho tiempo pudiendo no encontrar la solución formativa que el profesional busca.

¿Serán formaciones online que permitan formarse desde casa, sin perder días laborales e incluso festivos? De cualquier manera la formación seguirá siendo muy importante tanto para el profesional como para la empresa que se dirige a él. Es y será una de las pocas bazas que tienen las empresas farmacéuticas para que el médico le tenga en sus pensamientos a la hora de prescribir sus productos.

Por último y una vez vistos los dos perfiles: ¿Mantenéis la opinión de que el peso de la formación ocupa sólo un 20%? ¿Será en tiempo o en valor?

 

 

Nadia Solana

Máster en Marketing farmacéutico de la UPF BSM. 

 

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