Este no es uno de los típicos posts de este blog dónde voy a contaros alguna novedad marketiniana. Se trata de un post que pretende dar respuesta a la cara que puso ese conocido tuyo el día que le contaste que querías dedicarte al marketing farmacéutico.

Como todos sabemos o habremos notado, la industria farmacéutica no es que tenga muy buena fama…Y es que, éticamente hablando, el mundo Farma no ha sido uno de los mejores ejemplos a seguir. Por si alguien no sabe de qué estoy hablando: la ética -o bioética en nuestro caso- se encarga de analizar las acciones y decisiones humanas y, desde finales del S. XX, también el mundo farma y la promoción de medicamentos.

Con la globalización y el enorme crecimiento del mercado y competencia la industria farmacéutica se subió al carro del marketing, una buena decisión si no fuera porque algunas veces se ha olvidado que en la guerra y el amor todo vale, pero en el “mundo Farma” no.

Siguiendo ese hilo encontramos algunas estrategias llevadas a cabo -de bioética dudosa- como la promoción off-label. Ésta se justifica en condiciones excepcionales pero, ¿cómo nos quedamos al leer que un estudio realizado por el Grupo de Investigación en Ciencias de la Salud Pública de Harvard concluyó que la mayoría de las big pharma han sido denunciadas por promoción ilegal de medicamentos entre 1991-2010? Y lo podemos comprobar fácilmente con una sencilla búsqueda en Google, donde podemos encontrar varios casos donde están implicadas grandes farmacéuticas. Estas actividades fueron sancionadas con multas de hasta 36.000M€, millones archivados como gastos de marketing ya que al lado de los beneficios obtenidos no tenían importancia.

Otra estrategia que tenemos es la manipulación de ensayos clínicos, más conocida en  marketing como dry labelling o graphiting. La finalidad es que, independientemente de los resultados, las conclusiones siempre sean favorables para el producto ya sea ocultando datos, con escritores fantasma (profesionales que aceptan dinero a cambio de que su nombre salga en el artículo para darle credibilidad), etc. Como ejemplo encontramos el estudio VIGOR, estudio en el cual se quería ver la seguridad del uso de Rofecoxib en pacientes con riesgo cardiovascular y que creó una gran polémica por la no inclusión de datos obtenidos que no favorecían el producto.

Y así podríamos seguir enumerando muchas estrategias y ejemplos durante mucho tiempo pero mejor otro día y en un sitio más discreto…

Queridos marketinianos, tenemos la oportunidad de trabajar en el sector Farma: un mundo muy interesante, lleno de oportunidades y donde no sólo podemos realizarnos y crecer profesionalmente, sino que también podemos ayudar a mejorar la vida de muchísimas personas. No dejemos que los números de ventas y la codicia nos lleven al lado oscuro. Es nuestra labor empezar a demostrar que no somos esos demonios marketinianos que sólo queremos vender a cualquier precio si no que trabajamos día a día para acercar la salud a las personas.

Elisabet Caterina Grimalt Bonnín

Máster en Marketing farmacéutico de BSM de la Universidad Pompeu Fabra. 

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