innovación

Se sabe que para sobrevivir hay que renovarse y reinventarse de vez en cuando. Hay que tener claro que la industria farmacéutica ya no solo debe innovar en los productos que fabrica y ofrece sinó que debe estar innovando en toda su organización: el modo de fabricar los medicamentos, la manera en que se distribuyen, el servicio extra que ofrecen y, principalmente, en la forma en la que se acerca a sus clientes (ya sean médicos o pacientes). Es necesario saber que lo que funcionaba antes ya no funciona ahora y lo que puede funcionar ahora probablemente en unos pocos años ya tampoco funcionará. Debemos no solo aceptar los cambios sino adaptarnos y tomar lo mejor de ellos: innovar para poder crecer y competir.

La innovación -según explica el profesor del INSEAD Hal Gregersen– es una elección, algo que se decide hacer; y lo importante de esto es saber en qué se gasta el tiempo. De nada sirve tener aplicaciones, tabletas 3G, páginas web y ordenadores con múltiples funciones si no sabemos enfocar estas herramientas al verdadero insight de nuestro cliente.

Aprovechemos la tecnología al máximo, hagamos de esta una herramienta imprescindible para reinventarnos y modificar el marketing actual. La tecnología nos permite no solo tratar la parte médica de la patología, sino que a su vez nos permite trabajar en la parte social y psicológica de dicha condición. No esperemos a que llegue algún medicamento que cure lo hasta ahora incurable y que solo por eso se venderá y cubrirá las necesidades del cliente.

El cambio muchas veces puede provocar miedo, pero el miedo solo paraliza. Compañeros, les invito a tomar las riendas del cambio y los nuevos retos que se están presentando dentro de esta industria y nos enfrentemos a ellos de una manera menos tradicional y dispuestos a cambiar las viejas maneras que impedían de cierto modo conocer a nuestros principales clientes.

Carolina Farías

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