Más precisos, más eficaces y con menos efectos secundarios. Es así como se describen los nuevos fármacos desarrollados en un reciente reportaje de Farmaindustria.

En los últimos años la inversión en investigación y desarrollo de nuevas moléculas se ha visto aumentada, no obstante, como ya se sabe, una de cada 10.000 moléculas es la afortunada de ser finalmente un fármaco comercializado. Para poner en contexto, la industria farmacéutica invierte cada año más de 132.000 millones de euros en I+D en nuevos medicamentos y en el año 2014, se invertía un total de 2.425 millones de euros en la investigación y el desarrollo de solo un medicamento.

Actualmente, se plantea una incógnita de cómo los próximos pasos de la medicina van a afectar a los lanzamientos de nuevos fármacos ya que está en marcha una nueva revolución en la innovación biomédica, de la mano de la genómica y la proteómica, además, del famoso big data. Esta revolución se trata de una medicina individualizada con estudios específicos de los pacientes para identificar la molécula más adecuada para ellos. Para añadir, esto también afectará en los diagnósticos de las enfermedades y en las exigencias y requisitos para participar en ensayos clínicos.

Se plantea una incógnita ya que, con las grandes mejoras que puede haber en los diagnósticos y los tratamientos de enfermedades que hoy en día aún no presentan una curación o presentan grandes efectos secundarios, las inversiones deberán ser aún mayores y todo ésto, se enfrentará a la menor capacidad de los gobiernos a pagar por fármacos cada vez  más caros y muchas veces para enfermedades huérfanas.

Es por todo esto, que los departamentos de Market Acces y Marketing de las empresas farmacéuticas deben apoyar  la investigación, el desarrollo de nuevos fármacos y aportar soluciones para poder comercializar las nuevas moléculas para que así  todos los pacientes puedan disponer del tratamiento más adecuado.

Montserrat Gou

Máster en Marketing Farmacéutico de la BSM UPF

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