Por Santiago Fitermann

El “emprendedurismo” toma nuevas dimensiones en estos nuevos tiempos con ideas refrescantes basadas en profundos trabajos de investigación. Estos proyectos tienen mucho optimismo, esperanza y buenas vibraciones, pero también poca financiación.

En cifras claras, sacar un medicamento innovador puede tener un coste de 2.500 millones de euros. Es aquí donde las grandes empresas farmacéuticas aportan su acolchonada espalda para poder hacer realidad estos proyectos jóvenes y prometedores.

Start-ups e innovación en salud

En España, un 40% de las start-ups desarrollan proyectos vinculados con la salud. Y no es de extrañar, ya que la crisis sanitaria ha puesto el foco en la importancia de la investigación científica. Asimismo, ha sacado a relucir algunos de los problemas estructurales de la industria y de la práctica clínica. Esto ha generado un mayor interés por todo lo que pueda solucionar de forma segura e innovadora este conflicto.
Por esta razón es que la industria farmacéutica se ve como un punto de apoyo para las start-ups.

A continuación, describimos algunas de las start-ups españolas que han recibido gran apoyo de los principales fondos de inversión.

Methinks utiliza marcos de aprendizaje para entrenar a las redes neuronales que analizan neuroimágenes para diagnosticar enfermedades cerebrales. Su software de IA permite diagnosticar los ACV y evaluar tratamientos utilizando directamente un TAC sin contraste, reduciendo así el tiempo de tratamiento.

GoodGut desarrolla tecnologías para saber cómo se comportan las bacterias que coexisten con nosotros en nuestro sistema digestivo. Entre muchas de sus aplicaciones esta permite detectar de manera fiable, económica y universal enfermedades como el cáncer de colon, incluso años antes de que aparezca.

Palo Biofarma desarrolla nuevos medicamentos dirigidos a los receptores de adenosina en el cuerpo, entre ellos, PBF-509. Por este medicamento firmó un acuerdo con una empresa farmacéutica de renombre cuando el compuesto se encontraba en la fase 1 de desarrollo clínico.

Neuroelectrics es una empresa de salud cerebral digital que diagnostica y trata trastornos cerebrales, mejorando la salud general del cerebro. Esta pequeña empresa de origen catalán ha recibido el visto bueno de la FDA para ayudar de forma remota a pacientes con depresión. Algo muy necesario en la realidad post COVID-19.

Minoryx Therapeutics, cuya especialidad es el desarrollo de nuevos fármacos contra enfermedades raras cerebrales. Cientos de miles de familias esperan una cura para su ser querido y esta start-up ya tiene acuerdos con una empresa farmacéutica para sus productos.

 

La realidad es que las empresas farmacéuticas quieren mantenerse en la cúspide. Compiten entre ellas para sacar al mercado lo más innovador. Para ello, se apalancan en su propia fuerza para hacerse con otras compañías que tengan una cartera de productos en investigación. Aquellos que les interesen es una buena forma de ahorrar tiempo en investigación. y de sumar potencial a sus filas.

Estas condiciones que se dan en la actualidad generan un ambiente propicio para los profesionales del marketing farmacéutico. En relación con el beneficio que le puedan dar a estas organizaciones emergentes con mucho potencial en el ámbito ya que muchas están enfocadas exclusivamente en el marco del I+D y les puede faltar una visión de negocio.

Al final, parece que todo será una carrera para ver quién descubre el talento antes.
Quien realiza una mejor investigación de mercado entre las start-ups que van saliendo a luz. Y esta pueda ser de más ayuda para el negocio que se quiera abordar en el momento.

Tal vez, en un futuro no tan lejano, se transformen en fondos de inversión ellas mismas.

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