Por Isaura Espinoza

El farmacéutico tiene un papel fundamental en todos muchos ámbitos profesionales de la industria farmacéutica, desde la farmacia comunitaria, hospitalaria, distribución de fármacos, hasta representar un agente activo en salud pública.

En el contexto de COVID-19, algunas de sus principales funciones han sido:

  • Informar para orientar y aconsejar a los pacientes sobre la enfermedad. De esta manera, hacer un buen uso racional de los medicamentos.
  • Fomentar buenas prácticas para evitar el contagio especialmente en grupos de riesgo, así como dar recomendaciones sobre cómo actuar en casos sospechosos. Educar a la población acerca del tipo de mascarillas que debe utilizar.
  • Colaborar con médicos y otros profesionales de la salud para proporcionar la mejor asistencia sanitaria posible al afectado, especialmente en los niveles de atención primaria.

CLIENTES, CAMBIOS DE MERCADO Y NUEVOS CANALES

Según informes de IQVIA,

  • El 90 % de los laboratorios se han puesto en contacto con las farmacias para reemplazar las visitas tradicionales presenciales. Muchas de ellas se han adaptado al formato digital: correo electrónico, WhatsApp, chats web …
  • El 64% de las farmacias refieren que la mayor parte de los laboratorios farmacéuticos les prestó ayuda y proporcionaron material básico como mascarillas, guantes y geles antisépticos.
  • El 57% de los farmacéuticos sienten que las ventas en línea aumentarán, lo que afectará negativamente al comercio minorista

Así pues, parece indudable que la COVID-19 está teniendo un impacto significativo en las operaciones diarias de las farmacias.

CÓMO SE HA ADAPTADO EL FARMACÉUTICO  A LA COVID-19

Las farmacias se han adaptado a esta nueva situación aplicando diferentes medidas en el punto de venta como limitación en el número de clientes en los establecimientos, desinfección apropiada después de cada servicio o disponer de solución hidroalcohólica en la entrada.  No sólo se ha visto afectado el espacio físico de la farmacia, sino también el día a día del farmacéutico: distancia entre este y el cliente, lavado diario de las batas de trabajo o el cambio de zapatos una vez ingresado en el establecimiento.

Viendo todas las dificultades que los farmacéuticos deben hacer frente, la labor de la industria farmacéutica debería ser la de ayudarles en todo lo posible para crear una sinergia positiva.

Empezando desde el correcto acondicionamiento del punto de venta (proporcionarles stands ad-hoc a sus instalaciones) hasta la correcta formación y soporte. Un punto importante será redefinir la estrategia de visitas.

Las RRSS son una gran oportunidad para la farmacia y el contexto de la COVID-19 ha acelerado su introducción en el ámbito farmacéutico. Permiten acercar la farmacia a una gran cantidad de potenciales clientes, además de establecer una comunicación bidireccional y poder crear una comunidad.

Ejemplo de ello fue la Farmacia Jaume Fiol, que durante el confinamiento decidió hacer un “live” a través de su cuenta de Instagram (@farmaciajaumefiol) con uno de los laboratorios pioneros a nivel nacional en remedios contra el insomnio, el estrés, la ansiedad como también fortalecer las defensas. Gracias a esta iniciativa, descubrieron un nuevo canal de ayuda y contacto diario con sus clientes que han sabido mantener y siguen manteniendo.

Conclusiones.

La COVID-19 parece haber modificado algunas de las dinámicas y relaciones habituales entre compañías farmacéuticas y farmacia, así como también ha afectado al rol del farmacéutico. Para superarlo, es importante comprender la “nueva normalidad” y ser capaces de buscar nuevas formas de interacción. Se necesitarán herramientas para monitorizar nuevas actividades y explorar nuevos canales digitales para seguir ofreciendo a los consumidores el mejor servicio. La industria farmacéutica debería ser concebida como una pieza clave de apoyo en este contexto para que, en conjunto con la farmacia, se alcance un objetivo común: mejorar la salud de las personas.

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