En primer lugar deberíamos empezar por definir lo que es una especialidad farmacéutica genérica (EGF) también conocida como “medicamento genérico”.

Según la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios de julio 2006 (LGURMPS), un medicamento genérico es todo medicamento que tenga la misma composición cualitativa y cuantitativa en principios activos y la misma forma farmacéutica, y cuya bioequivalencia con el medicamento de referencia haya sido demostrada por estudios adecuados de biodisponibilidad“. 

Por tanto, se considerarán medicamentos genéricos aquellos que tengan el mismo principio activo que el medicamento de referencia y que sean bioequivalentes al mismo, es decir, que tengan una equivalencia terapéutica in vivo. Es por esto que la eficacia y seguridad de los medicamentos genéricos será esencialmente la misma que la del medicamento de referencia.

Centrándonos en el debate sobre los medicamentos genéricos, éstos suelen ser vistos como una amenaza por parte de los laboratorios farmacéuticos, puesto que desde su salida una vez se pierde la patente, implican un gran descenso en el precio del medicamento de referencia  y un incremento de la competitividad de las marcas por ocupar un mercado cada vez más saturado con nuevos productos.

Sin embargo, no sólo son vistos de forma negativa por parte de los laboratorios, sino también por algunos pacientes, que prefieren consumir la marca y evitar el “genérico”. Probablemente todos nosotros somos culpables de haber caído en el error de considerar que algo que es más barato será menos efectivo. Realmente, ¿podríamos considerar esta afirmación a nivel farmacológico?

Tal y como hemos comentado, los medicamentos genéricos tienen el mismo principio activo que el medicamento de referencia, tanto desde un punto de vista cualitativo como cuantitativo, sin embargo, el excipiente no tiene por qué ser exactamente igual; hecho que podría modificar ligeramente la farmacocinética del fármaco. Por lo que podría ser que los pacientes que confirman que el genérico no les hace el mismo efecto que la marca, estuvieran en lo cierto. Sin embargo, como también hemos mencionado los genéricos pasan extensos tests de bioequivalencia, que suelen demostrar que tienen una eficacia y seguridad equivalentes al fármaco de referencia; esto se debe a que tienen la misma dosis y forma farmacéutica y además la misma biodisponibilidad en magnitud y velocidad.

Por lo que, en la mayoría de los casos, los genéricos tendrán una efectividad esencialmente idéntica a la del medicamento de referencia.

En contraposición, no deberíamos dejar caer en el olvido las cualidades que tienen estos fármacos y las oportunidades que nos ofrecen.

La gran ventaja de los medicamentos genéricos es su bajo coste, que se debe a que no requieren de inversión en investigación, desarrollo y promoción. Son este tipo de medicamentos y su económico precio los que permiten la solvencia de los sistemas sanitarios públicos. En caso de que existieran únicamente los medicamentos de referencia, los Sistemas de Salud serían insostenibles y, no sólo eso, su precio tan alto haría también prohibitiva la adquisición privada.

Para poder hacernos una idea sobre cifras, en España los EFG han permitido desde su salida hace 20 años, un ahorro de alrededor de 20.000 millones de euros al Sistema Sanitario; es decir, unos 1000 millones de euros anuales.

Es importante reflexionar sobre el impacto que pueden llegar a tener los medicamentos genéricos a nivel internacional. Tal y como comenta la Dra. Margaret Chan:

El dinero escasea y la salud pública, tanto en los distintos países como en el plano internacional, está pasando estrecheces (…). Nadie quiere que el gran impulso actual se desvanezca. La gran pregunta que se impone en este momento es: ¿podremos mantener el terreno ganado en esta era de austeridad? (…)

Hoy por hoy, la salud pública se ve atrapada entre dos fuegos: por un lado, unas expectativas y ambiciones en aumento; y por otro lado, un alza de las exigencias y los costes. Y esto sucede precisamente en un momento en que los fondos ya no aumentan o incluso disminuyen. (…)

Se calcula que los países podrían ahorrarse alrededor de un 60% de sus gastos farmacéuticos si en lugar de medicamentos originales comprasen productos genéricos.

Por tanto, los medicamentos genéricos tienen el potencial de hacer llegar a todos los países del mundo, independientemente de su nivel de riqueza, un plan de salud pública asequible y que pueda garantizar la cobertura de las necesidades de todos los habitantes de nuestro planeta.

En una situación utópica en que cualquier enfermedad pudiera tratarse con medicamentos genéricos probablemente podríamos conseguir un control de la sanidad a nivel mundial. Es por esto que deberíamos empezar a considerarlos aliados, en vez de la competencia.

Y tú, ¿estás a favor o en contra de los medicamentos genéricos? El debate sigue abierto…

Ana Matres Rojo

Máster en Marketing farmacéutico de BSM de la Universidad Pompeu Fabra.

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