Muchos de los fármacos más utilizados de forma habitual por la población, no sólo acaban en su propio sistema, sino también en las aguas de los ríos. Así, ibuprofeno, disruptores endocrinos y algunas drogas entran en la nueva categoría de contaminantes emergentes. El consumo cada vez más frecuente de estas sustancias resultan en un factor sustancial de la contaminación de aguas superficiales. Y aunque por el momento, debido a su baja concentración final, no representan una grave amenaza para el medio ambiente, si nos sirven para evidenciar otro hecho, el elevado consumo de algunos fármacos como el ibuprofeno.
Lo importante respecto el uso del ibuprofeno no sólo es la frecuencia sino la dosis. Así, mientras la mayoría de las personas consumen el ibuprofeno con una frecuencia responsable, cuando tienen dolor de cabeza y una dosis cada 8 horas, la dosis suele llevar a conflicto.
En un país como España donde la farmacia está al lado de casa y donde se prefiere asegurarse de que algo haga efecto, el ibuprofeno de 600 mg es el favorito de los consumidores adultos. La verdad sobre esto es que el de 600 mg sólo debería venderse bajo receta. Hasta ahora muchos dudaban de la eficacia de la dosis de 400 mg respecto la de 600 mg. Pero para el tratamiento del dolor leve y moderado, la verdad, es que el ibuprofeno de 400 mg es más que suficiente, de hecho, tienen el mismo efecto. De hecho, la dosis de 400 mg es más segura y más respetuosa con el medio ambiente. Así lo constatan los demás países de Europa occidental donde más de la mitad del ibuprofeno tomado es de esta dosis mientras que en España no llega al 15%, ocupando, el ibuprofeno de 600 mg el 80% de las ventas.
Deberíamos empezar a plantearnos el consumo de ibuprofeno por nuestra salud, o si más no por la de la salud de nuestras aguas y sus habitantes.
Máster en Marketing Farmacéutico de la BSM UPF