Cómo gestionar las redes sociales de una empresa
La finalidad de las redes sociales en empresas tiene dos aspectos: el de ganar notoriedad en el ámbito digital y el de dotar de personalidad o carácter a la marca para generar una relación más cercana con sus seguidores.
Claro que no todo son beneficios, una red social mal gestionada puede hacer mucho daño a la imagen corporativa e incluso afectar negativamente a las ventas.
Es por ello que se debe seguir una buena estrategia dado que en las redes sociales existen unas reglas inquebrantables y aunque algunas de ellas parecen muy obvias, no dejamos de ver cómo grandes marcas las ignoran y se ven obligadas a afrontar situaciones embarazosas.
- Pensar antes de hablar: esta norma no es tan evidente como parece. Es un hecho demostrado que los dispositivos electrónicos suponen una barrera emocional y racional y que la gente cuando se comunica por Internet, siente cierta inmunidad y se vuelve mucho más atrevida y agresiva. Todos hemos cometido el error de publicar un comentario desafortunado o una foto delicada ¿Cierto? En cualquier caso es mejor pensar antes qué impacto podría tener en nuestro negocio lo que publicamos. Para ello nos plantearemos tres preguntas:
- ¿Se transmite el mensaje correcto acerca de nuestra marca?
- ¿Es veraz?
- ¿Se va a generar algún agravio con la publicación?
- Siempre interactuamos con personas: el hecho de tratar indirectamente con grandes números de personas significa que nuestros actos generarán una reacción a gran escala, por lo que es de vital importancia construir buenas relaciones con nuestros seguidores y conseguir fidelizar a nuestra audiencia y clientes.
- Feedback constructivo: en las redes, más que en otras plataformas, es crucial escuchar a nuestros seguidores para así generar un canal de feedback positivo y constructivo. La constante interacción con nuestro público e influyentes del ámbito nos permite escuchar sus opiniones y actuar en consecuencia, además de informarnos de las últimas novedades o tendencias de nuestro sector.
- Correcta segmentación: no todas las redes sociales sirven para lo mismo ni tienen el mismo tipo de público. Si apuntamos a la red social correcta, podremos llegar a nuestro target con mucha más eficacia.
- Crear contenido de calidad: para ello hay que tener una buena estrategia, de manera que detrás de cada publicación hay una finalidad y un planteamiento. El objetivo es generar interés y gratificación a nuestro público, de lo contrario la gente se replanteará seguirnos. Además, si nuestro contenido interesa y gusta, la gente lo compartirá a sus contactos y de esta forma conseguiremos mayor reputación y reconocimiento.
- Actividad constante: Es recomendable generar contenido de forma constante y con cierta frecuencia, pero en algunos casos se da la necesidad de publicar constantemente, por lo que no existe la fórmula definitiva del éxito para todas las empresas. Crear contenido innovador e interesante es muy difícil por lo que es importante compartir las publicaciones más notorias de otras páginas o perfiles a los que seguimos. Si nos decantamos por esta alternativa, es crucial seleccionar muy bien a quién seguimos porque pueden ser nuestro comodín en nuestros momentos menos creativos.
En términos generales, las redes sociales son determinantes del éxito o fracaso de un negocio y se deben tratar no como una herramienta más, sino como un instrumento delicado y de doble filo que requiere una gran meticulosidad.
Máster en Marketing Farmacéutico, UPF BSM.