Hace unos meses hablábamos de la eliminación del sistema de licitación de fármacos dispensados en farmacia o, más coloquialmente, la famosa subasta de medicamentos de Andalucía. Este modelo fue implantado como medida de ahorro en gasto sanitario, sin embargo también significó la salida de algunos laboratorios del territorio y provocó continuos desabastecimientos. La Junta de Andalucía anunciaba que quería terminar con la subasta de medicamentos, gran noticia para todos nosotros pero…¡Sorpresa! Estamos a un paso de enfrentarnos a una subasta de medicamentos a nivel nacional.

Durante estos días se han ido desvelando detalles del documento publicado por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), el cual ha servido como base para incluir políticas farmacéuticas de contención del gasto en el Plan de Estabilidad 2019-2022 enviado a Bruselas.

Por quien no lo conozca, el Airef es una institución pública que vela por la sostenibilidad de las finanzas públicas como vía para asegurar el crecimiento económico y el bienestar de la sociedad española.

El gasto farmacéutico de las comunidades autónomas es uno de los principales gastos que el gobierno tiene que soportar. Sólo en fármacos con receta en 2018 se destinaron 10.677,6M€, cifra que va creciendo a medida que se va plasmando el envejecimiento demográfico. Por esta razón el Airef ha lanzado 19 recomendaciones, entre ellas la implementación de un mecanismo de selección de medicamentos a escala nacional además de un seguimiento farmacoterapéutico de las prescripciones, la implantación de sistemas de control periódico para mitigar desviaciones relevantes en el consumo de medicamentos sobre el gasto público de medicamentos en farmacias, la modificación de recortes y precios, la eliminación de la deducción del 15% a los medicamentos innovadores y la elevación de la deducción del 7,5% a los medicamentos sin patente con más de 10 años de comercialización en España.

Con estas pautas se prevé conseguir, en cuatro años, un ahorro de 1500M€ en medicamentos de atención primaria.

En Andalucía, donde el sistema de subastas de medicamentos lleva implantado desde 2012, se han visto con problemas de suministro y competencia. En este caso se adjudica cada producto a la empresa que ofrece un precio más competitivo, dando entrada a muchos genéricos y casos de empresas que ganan la subasta pero luego son incapaces de garantizar un suministro suficiente.

Diversos expertos ya han opinado sobre este sistema propuesto por Airef. Por su parte, el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), Jesús Aguilar, ha manifestado su preocupación mediante una carta dirigida a la ministra de Sanidad. En ella recuerda los estrepitosos resultados del modelo en Andalucía y los prejuicios que ha ocasionado en los pacientes. Des de su punto de vista lo necesario no es subastar medicamentos ya que, actualmente ya tienen un precio marcado, si no mejorar su uso, acción donde el farmacéutico tiene un papel fundamental.

Como dice Jesús Aguilar, no hay que olvidar que estamos hablando de medicamentos, no de bienes de consumo. Los gestores tienen que ser conscientes de que el medicamento, ante todo, es una herramienta esencial para la salud. Se tiene que permitir que el médico pueda prescribir el medicamento que necesite el paciente y no aquel que esté disponible como resultado de una subasta. Subasta y salud es un binomio difícil de entender para los pacientes y sobre todo para nuestros mayores con enfermedades crónicas. Si queremos mantener un sistema sanitario basado en la equidad, la universalidad y con altas dosis de humanización, esto es incompatible con pujas y subastas…

Si se aprueba finalmente este modelo los laboratorios se verán obligados a dar un giro de 180 grados a sus estrategias… Y vosotros, futuros marketinianos, ¿estáis listos para este cambio?

Elisabeth C. Grimalt

Máster en Marketing Farmacéutico de la BSM UPF

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